La hibernación de los osos

Para superar los rigores invernales, el oso pardo ha optado por una estrategia extremadamente compleja, eficiente y con muchos interrogantes para nosotros. Esta estrategia es un tipo de hibernación llamada torpor. La hibernación estricta la realizan los erizos y las marmotas, por ejemplo.

En la sangre del oso durmiente yace el secreto para un descanso largo y tendido.

El oso reduce su circulación, respiración y latidos del corazón a un nivel en el que es capaz de despertarse con rapidez y defenderse en la osera si se ve amenazado. La forma exacta en que gestiona dentro de esa corpulencia su equilibrio energético, temperatura, función renal, etc sigue siendo objeto de muchas investigaciones por su interés en la aplicación a la medicina. Una de ellas es la llevada a cabo por especialistas nórdicos para conocer la adaptación cardiaca de los osos en hibernación.

Este torpor consiste en una previa hiperfagia seguida de un letargo muy prolongado de meses en su madriguera donde va quemando las grasas acumuladas. Reduce su temperatura (verano 37-39ºC e invierno 31-35ºC), reduce las pulsaciones de 40-50 por minuto a 8-10, y reduce hasta un 50% el consumo de oxígeno.

Durante esta hibernación no come, ni bebe, ni defeca. Las hembras es cuando paren y crían sus pequeños durante los primeros meses en estas condiciones!

En humanos, si el corazón palpita por debajo de las 40 pulsaciones por minuto, la situación puede volverse crítica. Para los osos este ritmo cardíaco es normal. Y aún más, durante la hibernación puede bajar hasta 5 ppm. Como consecuencia, el flujo de sangre y la cantidad de oxígeno que llega a los órganos vitales también disminuye. Para prevenirlo, se cree que los osos tienen una endorfina que aminora el metabolismo celular. La necesidad y la demanda se acompasan. De hecho, su plasma se ha usado en los laboratorios para la conservación de órganos de animales. A falta de oxígeno in vitro, el plasma de oso acorta su necesidad. Al mismo tiempo, la supuesta endorfina detona la hibernación.

Dormir sin ir al baño durante meses es imposible, pero no para los osos. La microbiota de su intestino convierten la urea en otra forma nitrogenada utilizada en la construcción de aminoácidos. Algo así como convertir la orina en proteínas. Conocer el funcionamiento de este reciclaje, podría ayudar a pacientes con deficiencias renales e incluso a personas que no tiene acceso a comida rica en proteínas. Estudios recientes señalan que asimismo la degradación de proteínas musculares desciende de forma considerable cuando el oso hiberna. Aunque la actividad del plantígrado es mínima, la musculatura apenas se debilita. Por eso, la NASA está interesada en su hibernación. En el espacio, a causa de una gravedad inferior, los músculos de los astronautas se ejercitan menos y pueden atrofiarse. Los huesos de los osos tampoco padecen fracturas por culpa de la inactividad. Su formación es estimulada por una poderosa hormona secretada en las glándulas paratiroides. Una versión sintética llamada Forteo ya se utiliza para tratar la osteoporosis en humanos, aunque no es tan efectiva como su análoga natural. Las imitaciones siempre serán imitaciones.

Estos son sólo algunos de los motivos que hace que tegamos esta predilección por los osos. ¡Estamos enamorados de ellos! ¡Hay mucho que aprender de ellos! Son preciosos, poderosos, valientes, trasmiten tranquilidad cuando los contemplas in vivo. ¡Buf! ¡Los osos! ¡que grandes sois!! Si quieres paz, ve al monte a descubrirlos, te enamorarán.

Oso negro. Foto cedida por Raül Carmona

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