Algunas aves presentan ácaros en sus plumas. Generalmente se localizan en las zonas distales de las plumas de vuelo.
Tras varios estudios sobre el comportamento que presentan estos invertebrados se ha visto que presentan unos hábitos principalmente nocturnos, ya que es cuando de se mueven más, se alimentan y se reproducen durante estas horas. (estudio publicado en la revista científica Ecology, realizado por varios centros como la Estación Biológica de Doñana, la Universidad de Granad, la Universidad de Alberta y Universidad de Illinois).
Cada noche podrían eliminar una media de 0,17 milímetros cuadrados de hongos, bacterias y otras partículas orgánicas del ala de un ave. Si la estimación se hace anual alcanzaría los 80.000 metros cuadrados solo en paseriformes europeos.
Otra de las conclusiones que han sacado es que, posiblemente, los ácaros no sean parásitos, como se pensaba, sino que pueden ser incluso beneficiosos para los pájaros porque se alimentan de hongos y bacterias, entre otras cosas, que dañan y degradan las plumas. Por lo tanto, son mutualistas.
Si bien es cierto, que en alguna ocasiones, algunas especies de ácaros u otros artrópodos sí que pueden hacer daño a las aves, provocando anemias y enfermedades dérmicas.